Sunday, October 29, 2006

Los amigos del alma tienen cuatro patas y cola II: La Chata

Era una cruza entre Boxer y pastor no sé que madres, pero yo diría que era una cruza entre Boxer y venado.
Su nombre original era Duquesa, y se lo dio el chico que nos la regaló. Pero por los colores pardo y esa cara tan chistosa se le cambió el nombre a Chata.
Era un poco mensa, pero muy chida.
Para Navidad siempre nos daban ganas de ponerle unos cuernos de madera, enredarle una serie navideña y dejarla en la terraza como adorno. Tan chistosa era.
El juego que más realice con ella era el de taparle el hocico con mis manos, ella ponía sus patas delanteras sobre mis brazos, yo movía su cabeza lentamente y ella trataba de liberarse. Fueron muchos rasguños y mordidas, pero era muy divertido.
Nunca lastimo a nadie y solo ladraba de noche –según recuerdo- cuando llegaba algún extraño. También fue la perra más alta que recuerdo.
Todo estaba muy bien... hasta que tuvo cachorros con un Rottwailler, a los que yo llamaba Rott-Boxer.
El problema fue que poco después de que regalamos a sus cachorros, ella aun tenia sangrado. Mi mamá y una inquilina le daban medicina y le lavaban, pero no pudieron salvarla.
No voy a decir de que forma se fue porque me repugna.

Saturday, October 28, 2006

Los amigos del alma tienen cuatro patas y cola I: Ben II

Voy a poner una seria de spots, de los cuales Karina me robó la idea, con algunos recuerdos sobre los mejores amigos de mi niñez: Mis mascotas.
Suena ridículo, sobre todo si eres un mamón frío que solo se ama así mismo, pero ¿quien no tuvo –o tiene- un animal con el que pasamos momentos inolvidables? Así que por todos esos momentos voy a hablar de ellos... además de que cuando era una niña nunca tuve un amigo humano verdadero.
Voy a empezar por Ben II. Que supongo que por el nombre, adivinaran que Ben II era una rata.
Yo tendría como unos 10 años cuando la compre ¿Qué clase de niña jugaría con una rata? Una muy loca.
Ben II era una linda rata blanca con manchas cafés, cola rosada y ojos rojos. De noche era medio macabro, pero me acostumbre.
Es increíble la diversión que puede proporcionar un ratoncito. Yo le hacía escaleras y otro tipo de estructuras con juguetes tipo lego para que ella las subiera, la metía aveces a mi cocina de juguete, para que se entrenara para cuando fuera grande, y la subía a un cochesito de control remoto... solo un par de veces porque se me caía y como que le dolió un poco.
En fin, fueron siete meses de una gran y extraña amistad, hasta que en los primeros días de mayo me enferme de tos fea con flemas, y, como yo era una niña, no me le quería acerca a Ben II para no contagiarla.
Así, murió sola un jueves ocho días antes del Día de las Madres.

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