Tuesday, November 07, 2006

Los amigos del alma tienen cuatro patas y cola III: Spankye y Otelo

Orales, hablen de mis pobres mascotas.

Los amigos del Alma tienen cuatro patas y cola III: Spankye y Otelo
De ellos no hay mucho que contar pues su tiempo aquí fue muy corto.
Spankye era una perra podle café muy linda... físicamente.
Llegó aquí huyendo de otra casa. Aveces pensamos que se fue de un circo, pues se paraba en sus dos patas traseras y así daba unos cuantos pasos. También porque era una perra voladora. Así le decíamos, pues brincaba el zaguán de la casa para ver a sus novios.
A mí casi no me agrado porque era muy fresa.
Lo chido cuando llego fue que ella para hacer sus "gracias" salía a la calle a hacerlo en el pasto.
Tuvo dos camadas, tan lindas que hubiese conservado aunque sea un cachorro, pero un inquilino muerto de hambre prácticamente se los robó.
Una noche poco después de que Spankye perdiera su ultima camada, mi mamá le cortaba el pelo a mi tío Gustavo y aquí estaban todos echando coto, mi papá me dijo "hija, se me olvido el pan en el carro, tráelo por favor" Obviamente yo no quería, pues me daba mucha hueva, y ya casi llovía. Pero las insistencias de mi papá de que fuera yo por el pan me hicieron sospechar algo y fui a meter el pan a la casa. Sabia que me esperaba una sorpresa, y creí que era al de Michael Jackson. Adentro del carro, prendí el foco y ¡a un lado del pan había un cachorrito! Era un Cocker negro, al que llamamos Otelo.
El problema con Otelo fue que estaba demasiado pequeño, aun no estaba lo suficientemente grande como para ser separado de su madre.
La primer noche la pasó en mi cuarto, donde lo arrullé sobre una almohada como a un bebe para que durmiera.
Lo enternecedor llega cuando Spankye conoce a Otelo. En un principio creímos que le gruñiría y le ladraría, pero fue todo lo contrario, pues Spankye lo trataba como si fuera su cachorro. Supongo que al perder a sus perritos ella miraba a Otelo como aun hijo. Y así fue, lo protegía mucho. Una vez Otelo aun pequeño estaba en el patio de enfrente con su caja volteada por si quería salir, cosa que no hacía, y llega Spankye a verlo. Le damos salchichas a Spankye y leche a Otelo. Volteamos a verlos y ¡Spankye le estaba acercando una salchicha a Otelo para que se la comiera! Fue tan bello.
Cuando Otelo ya estaba grande lo amarramos a lado de una casa junto con Spankye que mi papa les hizo. Era una lata porque a cada rato se enredaban.
Un mal día, Otelo se desató, se fue y jamás volvió. Karina puso como loca muchos anuncios. Esa misma noche nos llamó un señor diciendo que alguien le vendió en $300 a Otelo. Sin darnos dirección alguna o darnos una prueba real de que el perro estaba con el quería que le diéramos $500 o creo que solo lo que supuestamente le costó. Y fue así como perdimos a Otelo.
Pobre Spankye, primero todos sus cachorros y luego su cachorro adoptivo.
Y a Spankye, créanme que me dolió, la envenenaron. Llegamos a esa conclusión porque de un día para otro ella decayó DEMASIADO
Un día mi papá y mi mamá se la llevaron al veterinario para saber que tenía, y el maldito doctor no estaba y llegaría hasta en la tarde. La pobre de Spankye murió en una caja en el pasillo de mi casa esperando a que llegara el doctor.

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