Los amigos del alma tienen cuatro patas y cola I: Ben II
Voy a poner una seria de spots, de los cuales Karina me robó la idea, con algunos recuerdos sobre los mejores amigos de mi niñez: Mis mascotas.
Suena ridículo, sobre todo si eres un mamón frío que solo se ama así mismo, pero ¿quien no tuvo –o tiene- un animal con el que pasamos momentos inolvidables? Así que por todos esos momentos voy a hablar de ellos... además de que cuando era una niña nunca tuve un amigo humano verdadero.
Voy a empezar por Ben II. Que supongo que por el nombre, adivinaran que Ben II era una rata.
Yo tendría como unos 10 años cuando la compre ¿Qué clase de niña jugaría con una rata? Una muy loca.
Ben II era una linda rata blanca con manchas cafés, cola rosada y ojos rojos. De noche era medio macabro, pero me acostumbre.
Es increíble la diversión que puede proporcionar un ratoncito. Yo le hacía escaleras y otro tipo de estructuras con juguetes tipo lego para que ella las subiera, la metía aveces a mi cocina de juguete, para que se entrenara para cuando fuera grande, y la subía a un cochesito de control remoto... solo un par de veces porque se me caía y como que le dolió un poco.
En fin, fueron siete meses de una gran y extraña amistad, hasta que en los primeros días de mayo me enferme de tos fea con flemas, y, como yo era una niña, no me le quería acerca a Ben II para no contagiarla.
Así, murió sola un jueves ocho días antes del Día de las Madres.
1 Comments:
Descanse en paz Ben ll, estaremos al pendiente de tus demás anécdotas animalescas. Saludos.
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